Caminamos juntos por las calles grises hablando sin parar. Cuando el tiempo pasa y la noche llega
nos sentamos a mirar cómo corre el mundo. Y este amigo me dice que
sentía frío por las noches de calor; que hace un tiempo
creía que era imposible estar bien en soledad; que la cama fría en la noche tibia un día lo iba a matar y que luego pasó un tiempo de lunas ebrias y noches de placer y que ahora está decansando.
Sonríe y me dice: vos sabés que...
nada es mejor y nada es igual;
el tiempo es amigo si estás donde estás. Y en el fin de la noche una mujer me dice,
hablando de la herida de un amor: hacete amigo, hacete amigo del dolor. Y entonces recorremos las palabras hasta el fin;
se dibujan los recuerdos caminando por ahí