Tus besos saben tan amargos cuando te ensucias los labios con mentiras otra vez. Dices que te estoy haciendo daño, que con el paso de los años me estoy haciendo más cruel, y es que nunca creí que te vería remendando mis heridas con jirones de tu piel. De ti aprendió mi corazón y ahora no me reproches que no sepa darte amor. Me has enseñado tu, tu has sido mi maestra para hacer sufrir; si alguna vez fui malo, lo aprendí de ti. No me digas que no entiendes cómo puedo ser así. Me has enseñado tu. Maldigo mi inocencia y te maldigo a ti. Maldita la maestra y maldito el aprendiz
No hay comentarios:
Publicar un comentario