domingo, 22 de agosto de 2010
Caminamos juntos por las calles grises hablando sin parar. Cuando el tiempo pasa y la noche llega nos sentamos a mirar cómo corre el mundo. Y este amigo me dice que sentía frío por las noches de calor; que hace un tiempo creía que era imposible estar bien en soledad; que la cama fría en la noche tibia un día lo iba a matar y que luego pasó un tiempo de lunas ebrias y noches de placer y que ahora está decansando. Sonríe y me dice: vos sabés que... nada es mejor y nada es igual; el tiempo es amigo si estás donde estás. Y en el fin de la noche una mujer me dice, hablando de la herida de un amor: hacete amigo, hacete amigo del dolor. Y entonces recorremos las palabras hasta el fin; se dibujan los recuerdos caminando por ahí
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