domingo, 3 de abril de 2011

No me vengas a enfermar la cabeza, no te invites a dormir a mi siesta. Yo no te debo nada; cerrá bien cuando te vayas, corazón... Deliciosamente no te soporto, me empalagan tus abrazos de oso. Y no me apuestes, que no soy buen jugador; miento poco, pero cada vez mejor. Comete el agua profunda de tu soledad, yo duermo en los brazos amigos de mi soledad

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